Y ahora bien, estigmado escritor, el que no tiende no entiende.
Si es usted un minificcionista, hágase invitar a algún evento específico del género. Cuando llegue su turno en la mesa de lectura anuncie el título de su minificción. Enuncie, con digna voz, una proposición del tipo “x es y”. Por ejemplo:
DISCRIMINAR ES MALO
Observe al respetable público, algunos mueven la cabeza en gesto afirmativo porque son sujetos bien educados.
Continúe: Discriminar es malo. Entonces, ya no discrimino entre el bien y el mal porque discriminar es malo. Ya no discrimino entre los asesinos y las víctimas porque discriminar es malo. Ya no discrimino entre la verdad y la mentira. No a la discriminación. No a la discriminación. Quiero ser progresista. No discrimino.
Concluya con un toque poético: “el que no tiende no entiende”.
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